Arquitectura popular y arquitectos populares.
En los últimos días he participado en un par de conversaciones sobre arquitectos que, por una u otra razón, son populares. En ambas conversaciones parecía haber dos bandos, el de la gente relacionada con la arquitectura y el del público en general.
El mundo de la arquitectura es, deliberadamente o de manera inconsciente, autista. Autista y exclusivo. Exclusivo en el sentido de que excluye a los no “iniciados”, a veces con beligerancia.
Es feo y perjudicial para la disciplina. Se puede popularizar la buena arquitectura sin quitarle valor y explicando sus valores. Y para ésto no es necesario denostar la parte de la arquitectura mediática que la gente de la arquitectura no tiene en general en alta estima.
No lamento para nada ponerme del lado del público en esta función. Más bien me gustaría saborear una pequeña revancha. He sufrido mucho a los arquitectos que decidían que arquitectura tiene uno que aprender. Esta arquitectura obligatoria, a menudo, no ha sino una moda de gafapastas.
Por concretar, las conversaciones que citaba fueron acerca de Calatrava y Joaquín Torres, Los paradigmas de la arquitectura obligatoria han podido ser Zaha Hadid o Torres Nadal, por ejemplo.
No veo diferencias apreciables en los valores arquitectónicos de los cuatro citados. Y puede haber más ejemplos de ambas circunstancias: los mediáticos para el público, los mediáticos entre arquitectos. Ambas especies muy exitosas por los encargos que consiguen, no así por como los ejecutan.
Por concretar ahora mi postura: el aprecio que tengo por unos y otros es semejante. Seguro que es pura envidia pero entiendo que no son tan grandes arquitectos como empresarios de arquitectura.
Que no digo yo que ser me importara, una cosa o la otra.
Arquitectura no son nombres, marcas ni calidades. Es mejor explicar que son valores como comprensión del lugar, comprensión de las necesidades y, cada vez mas, proporción entre los medios empleados y los resultados obtenidos.
El mundo de la arquitectura es, deliberadamente o de manera inconsciente, autista. Autista y exclusivo. Exclusivo en el sentido de que excluye a los no “iniciados”, a veces con beligerancia.
Es feo y perjudicial para la disciplina. Se puede popularizar la buena arquitectura sin quitarle valor y explicando sus valores. Y para ésto no es necesario denostar la parte de la arquitectura mediática que la gente de la arquitectura no tiene en general en alta estima.
No lamento para nada ponerme del lado del público en esta función. Más bien me gustaría saborear una pequeña revancha. He sufrido mucho a los arquitectos que decidían que arquitectura tiene uno que aprender. Esta arquitectura obligatoria, a menudo, no ha sino una moda de gafapastas.
Por concretar, las conversaciones que citaba fueron acerca de Calatrava y Joaquín Torres, Los paradigmas de la arquitectura obligatoria han podido ser Zaha Hadid o Torres Nadal, por ejemplo.
No veo diferencias apreciables en los valores arquitectónicos de los cuatro citados. Y puede haber más ejemplos de ambas circunstancias: los mediáticos para el público, los mediáticos entre arquitectos. Ambas especies muy exitosas por los encargos que consiguen, no así por como los ejecutan.
Por concretar ahora mi postura: el aprecio que tengo por unos y otros es semejante. Seguro que es pura envidia pero entiendo que no son tan grandes arquitectos como empresarios de arquitectura.
Que no digo yo que ser me importara, una cosa o la otra.
Arquitectura no son nombres, marcas ni calidades. Es mejor explicar que son valores como comprensión del lugar, comprensión de las necesidades y, cada vez mas, proporción entre los medios empleados y los resultados obtenidos.
